viernes, 5 de febrero de 2010

Memoria Crítica

Integrantes: María Sara Vivas A., Gisela Guerrero, Edixón Simancas, Enriqueta Müller.

El Magíster Robinsoniano: Promotor/Constructor/Transformador.

La educación es un proceso social por naturaleza, el cual, trasciende en los individuos, sobremanera implicado en una red de influencias mutuas, convirtiéndose inequívocamente en el suceso más humano y humanizador de todas las finalidades sociales, significando un instrumento privilegiado para lograr transformaciones en la sociedad. A decir verdad en un mundo global, en el que se enfrentan profundos y rápidos cambios: Nuestra sociedad reclama un nuevo estilo de vida en sintonía con las situaciones que se van presentando, el orbe se encuentra en constante movimiento, por lo tanto el sistema educativo debe evolucionar, "los cambios en la sociedad requieren cambios en la educación”.
Cuando experimentamos el cambio en la sociedad, pareciera que estamos ante un proceso que es continuo y gradual. Pero si nos situamos en una perspectiva real para representar este cambio, podríamos percibir que en otra escala, el cambio deja de ser continuo y gradual y pasa a ser un cambio de calidad. En esta ocasión se delinean dos cambios que están ocurriendo en educación. El primero de ellos implica el contexto, esto tiene que ver con la organización que alberga las distintas instituciones educativas y su funcionamiento. La otra transformación es el plano cognitivo, trata del cambio en todos los componentes del currículo.
El ser social en su palabra, riqueza cultural, identidad, debe asumir un cúmulo de valores, en tanto tales, vocación y mística por el trabajo, sea cual fuere, honestidad, cooperación, solidaridad, voluntad, compromiso, entre tantos otros, para que su interacción con el otro, con el contexto y la generosa naturaleza determine su fuerza con verdad y armonía en los diferentes actos de su vivir. Se desprende, entonces, el estudio interdisciplinario para entender, interpretar y comprender sus deberes y derechos, en primeramente, partiendo de sí, removiendo su ser interior, cuerpo, mente y espíritu, ser persona integral para luego, practicarlo con encuentros fecundos con los semejantes y el escenario circundante. He allí, la endogeneidad.
En ese sentido, la educación juega un rol estelar, de allí que en Venezuela, se redimensiona con la aprobación de la Ley Orgánica de Educación el 15 de agosto de 2009, la cual, regirá mediante El Estado Docente novedosas competencias en todos los órdenes sociales; para la creación de hombres y mujeres íntegros e integrales en el marco de una educación endógena también. Una educación que es física, intelectual, ética y moral con la disposición en “el valor del trabajo creador y productivo” como lo plasma el Plan Simón Bolívar para la edificación de la nueva sociedad. La educación a partir de la familia inmersa en una comunidad donde en los poderes públicos esté consagrada la participación del pueblo, protagónica y democrática que genere felicidad común, mejor aún, como lo establece la Carta Magna el poder para el pueblo, a la sazón, igualdad de educación, trabajo, bienes materiales y derechos, derivando como debe ser la felicidad del pueblo.
Freire 1997, refiere que, “En verdad el inacabamiento del ser o su inconclusión es propio de la experiencia vital. Donde hay vida hay inacabamiento. Pero sólo entre hombres y mujeres el inacabamiento se torna consciente”. (p. 50). Queda claro por qué, los cambios de paradigmas, la diversidad, variedad e innovación en el sistema educativo. No se puede estar anclado a unas políticas que durante años no dieron respuestas a las necesidades y exigencias sociales desde ningún ángulo, no se puede continuar con esquemas obsoletos que guiaron antívalores, marcando cada vez, la división de clases, abriendo más y más la brecha social, cuando hay tanto talento y recursos materiales. Es afirmativo que, la vida misma es un inquebrantable sentirse, saberse, creerse, hacerse, por lo tanto, ¿De qué se trata? Se trata, precisamente de la persona humana con amor y pasión para merecer ser libre.
En este reflexionar y accionar se versa del replanteamiento de la educación, con miras a la transformación social que solicita el universo local, regional, nacional, trascendiendo individuos y sus fronteras. Vale añadir que, la educación del presente se proyecta en el universo global con una concepción vivificante de la Ética/Crítica/Reflexión, con profundidad humana, liberadora, en la actualidad, esencial. Esta es, la propuesta educativa Freireana. Para Freire, no se trata del afán cognitivo y la información, sino, demás en más, es trascendencia Mente/Espíritu; Individuo/Comunidad/Naturaleza, en aras de la edificación de hombres libres, desenganchados de paradigmas económicos, políticos y culturales, que los someten.
Las anteriores exhortaciones conducen con carácter vinculante al nuevo maestro y la maestra nueva: El Magíster Robinsoniano. Ilustrado en su desempeño por Carr, citado por Herrera, al decir que es “…una práctica docente como una acción moral comprometida socialmente, bajo el marco de un contexto y de una tradición y sujeta a críticas”, es decir, no puede entenderse como algo ya construido, se va creando y recreando con base en la acción. Cada meta es la deseada sólo en base a un contexto histórico y social epocal. En este orden de ideas, el Magíster Robinsoniano debe con actitud y voluntad política impulsar los mandatos de Ley y a la realidad social que viven las comunidades, lugar para hacer universidad superando praxis tradicionales que constriñen y restringen el conocimiento, la reciprocidad con los saberes del pueblo, teoría y praxis vinculadas con valores y actitudes; por lo que debe apuntalar a investigaciones que avizoren las peticiones del desarrollo endógeno y la construcción de redes productivas comunitarias, además, estrecharse e inseparablemente innovar para construir mejor calidad de vida con la tríada investigación/docencia/extensión.
Es complejo pero si se quiere se puede, venciendo dudas y temores para poder cumplir con un rol fundamental para contribuir con los cambios sociales que son reivindicación del pueblo. Valdez, asegura que, “El sistema educativo (incluyendo el sistema escolar) ha de fortalecerse mediante vínculos orgánicos, a la vez que flexibles, entre personas, organizaciones, instituciones, comunidades, a partir de las vivencias presentes, locales y más lejanas. Ello supone un profundo estado de autoconocimiento (personal, colectivo, como sociedad), que requiere de la síntesis entre políticas, ciencias y estrategias particulares. En la medida que se fortalezcan las capacidades endogenizadoras, se irán conformando los anillos productivos (de bienes, de servicios y sobre todo, de conocimiento), en un proceso constante de formación, interformación y autoformación, de apropiación del conocimiento tecnológico y la asunción de los roles emergentes”
Por tal razón, el Magíster Robinsoniano le corresponde estar al lado de los y las estudiantes y de las comunidades haciendo que se cumpla su rol de promotor social, indagando el contexto comunitario para intervenir en sus actividades organizativas con el pensamiento amplio para el desarrollo endógeno, base fundamental, para la participación auténtica y diversa del pueblo en la comprensión del desarrollo sostenible y sustentable; en este sentido, interconectar la función social de la escuela y el rol social de la Universidad, desde allí se emprenderán los pasos para el logro de la transformación; esto es imperativo para lograr la Universidad que queremos, dando respuesta a la problemática social planteada y ligada con la Comunidad para lograr el desarrollo económico y cultural de la Nación toda.
Convencidos que, como Magíster Robinsoniano lleva a cabo el rol de promotor social, meritorio por su voluntad y compromiso con la transformación, indagando el contexto institucional y conociendo palmo a palmo lo comunitario, con base en las leyes y el conocimiento amplio para difundir el humanismo social. Es liderar, hacer oír su voz, rescatar el poder de convocatoria, entremeterse y llevar el poder del pueblo a las instituciones educativas. Es el Magíster Robinsoniano con una clara conciencia revolucionaria, ciudadana y, la construcción del Socialismo Bolivariano.
Así pues, el Magíster Robinsoniano asume los desafíos con una actitud crítica, conscientemente acerca de lo determinante que es el desarrollo asociado a necesidades, donde lo que se enseña y aprende está relacionado con el contexto, con los sujetos sociales y los problemas que le atañen a nuestro país. Por lo tanto debe instruir en los contenidos sociopolíticos y construir relaciones entre la universidad-comunidad. No se trata sólo de aspectos cognitivos, al decir de Don Simón o Freire, sino vivenciales, humanos, vitales que permiten, indudablemente construir lazos de identidad y memoria colectiva. Es hacer énfasis, formar para el vivir en plenitud, para ser libre. En consecuencia, se trata del Magíster Robinsoniano liderando, una educación integral para desarrollar las potencialidades creativas, reflexivas y críticas del ser persona; una educación permanente, para la vida y por siempre y una educación popular, donde el saber sea en igualdad de condiciones para la transformación liberadora. Esto es, el auténtico modelo democrático, participativo y protagónico hacia la construcción del Socialismo Bolivariano, liderado con/por un coherente pensamiento, palabra y acción robinsoniana.

Referencias Bibliografía
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999)
Freire P. (1980). La educación como práctica de libertad. México. Editorial Siglo
XXI. Pedagogía del Oprimido. México. Editorial Siglo XXI. (1993).

Ley Orgánica de Educación (2009).

Proyecto Nacional Simón Bolívar. Primer Plan Socialista. 2007-2013. Caracas,
2007.

Valdez J. Educación y Desarrollo Endógeno. Disponible en: http://blogs.monografias.com/alteramerica/2009/03/21/educacion-y-desarrollo-endogeno/ hora consulta 4:35 15/12/2009

Bibliografía de la Unidad II

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